La noche del jueves 28, como programado, tuvo lugar la presentación de Manual para el más allá, en Alejandría II.A continuación, enlazo las palabras preparadas y pronunciadas por la profesora Violeta Rojo a fin de presentar el libro en sociedad y que, como primicia, publicó en la WEB el blog Librodeldía.
ibrodeldia.wordpress.com/2012/06/30/manual-para-el-mas-alla/
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Manual para el más allá
Violeta Rojo
Enzo
Pittari, sin prisa pero sin pausa, se ha ido convirtiendo en un hombre
integral. Es europeo y es americano, es de la ciudad y es de la
provincia. Es profesor y es estudiante. Sus especialidades profesionales
pasan de la ingeniería eléctrica a las ciencias sociales del doctorado
que actualmente realiza. Ahora se estrena como humanista con este libro,
uno de los dos que le conozco.
Manual para el más allá comparte con su autor el tener muchas facetas,
el moverse con facilidad y precisión por muy disímiles campos. También
es un libro que puede ser analizado desde distintas y ricas
perspectivas.
Por ejemplo, no es sólo un libro de cuentos sino un cuentario, esto es
un ciclo de cuentos que se vinculan entre sí y que pueden leerse por
separado o como partes de una secuencia narrativa mayor. Y en esta serie
de cuentos hay una temática que circunvala a las otras: la de los
mundos opuestos que conviven: Europa y América, ciudad y campo, presente
y pasado, realidad y ficción, lo real y lo fantástico. Esta unidad
temática contiene, a su vez, tres sistemas argumentales distintos, que
se interrelacionan y completan.
El primero de los sistemas temáticos es el la memoria y lo
autorreferencial. En estos relatos, de evidente textura autoficcional,
el autor recuerda las historias familiares (las suyas y las de su esposa
Rafaela) y a partir de ellas va recuperando personajes, consejas,
dolores, esperanzas, alegrías, paisajes y miedos. La memoria, por su
parte, le permite el punto de vista necesario para la comparación entre
costumbres y modos. Estos recuerdos y vivencias de antepasados remotos y
recientes, en geografías diversas, van relatando la vida de un nuevo
ser que es de aquí, de allá, de acullá y de todos lados.
El segundo sistema es el de la narrativa de la otredad, la migración y
el exilio. En el Introito, Pittari establece su teoría sobre las
nacionalidades, las fronteras y el nomadismo necesario para la libertad.
Esta introducción ensayística se ve de cierta manera ratificada por
textos en los que va narrando aventuras distantes en tiempos y
geografías. En ellas, un Diego que podemos imaginar antepasado del
autor, un Carlo en el que vislumbramos a su padre, otro Diego que
podemos trasponer al Enzo actual, relatan, actuan, viven búsquedas de
tesoros, guerras, peripecias a bordo del barco de inmigrante, duros
comienzos en distintos pueblos de un país diferente. Estos expatriados
son además hijos de la guerra, lo que configura unos recuerdos,
necesidades y costumbres que posiblemente nunca se pierden. Y esta
circunstancia se vuelve visual, ya sea en forma de cáscaras de manzana,
de una tela príncipe de gales o de la minuciosa descripción de la
arquitectura de cada nueva casa. Los recuerdos transmutados en
literatura, comienzan con la búsqueda de un tesoro elusivo, que todos
tratan de encontrar sin éxito, porque es un espejismo. Y esta historia
configura la metáfora perfecta de lo que es emigrar: buscar un tesoro en
otro país. Tesoro quimérico, que como sabemos, nunca se halla, y si se
consigue, solo se es consciente de ello al perderlo.
El último sistema es el elemento fantástico que como un cemento unifica
los relatos. Ya el título y su referencia al más allá nos anuncian que
encontraremos espíritus guardianes de tesoros; fantasmas que reclaman la
codicia; gatos que espantan y reviven; changús mágicos que traen la
desdicha. Es así como el mundo del más allá se sobreimpone con el del
más acá y conforman un lugar en el que todo es posible.
Así, entre memorias, recuerdos, fantasmas y migraciones van
transcurriendo estos textos múltiples, integrados y complejos. En ellos
habitan personajes que, a pesar de las vicisitudes, nunca dirían “non mi
sono rimasti, nemmeno gli occhi per piangere” (única frase que conozco
en italiano y que significa que no queda nada, ni siquiera los ojos
para llorar). Los personajes de Pittari comparten con su autor un
optimismo vital que hace que siempre tengan recursos, siempre sepan que
hay algo más que pueden hacer.
Enzo Pittari ha entrado con buen pie a un nuevo mundo, el de la ficción.
Bienvenido a esta terra nova, amigo. Que los dioses de la literatura te
sigan siendo propicios.
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