Las
fronteras humanas en
La raya del olvido
(de
la novela La frontera de cristal de
Carlos Fuentes)
Entre
que comenzamos a reseñar este libro y la fecha de hoy, ocurrió la inesperada
muerte del poeta. Evento que, aún cabiendo dentro de lo humano-posible,
sorprendió a la amplia comunidad de creadores, lectores y demás actuantes, tanto
en el mundo de la literatura como en el de sus amplios aledaños.
Con la reseña de hoy, vamos a cerrar esta
secuencia dedicada a La frontera de
cristal. Pero antes, y a modo de homenaje póstumo al maestro, creemos
pertinente traer a colación un breve poema suyo, el cual, viene a tono con la
pena que nos produce su irreparable pérdida:
La muerte espera al más valiente, al más rico, al más bello. Pero los
iguala
al más cobarde, al más pobre, al más feo, no en el simple hecho de
morir,
ni siquiera en la conciencia de la muerte, sino en la ignorancia de la
muerte. Sabemos que un día vendrá, pero nunca sabemos lo que es.
-o-
Poniéndonos a continuación en la tarea propuesta, de los
nueve relatos que constituyen el libro de Fuentes vamos a dedicar esta tercera
y última entrega al relato intitulado La
Raya del Olvido. En esta pieza, el
señor "X", paralítico y mudo, desarrolla un complejo monólogo
interior asociado con la memoria y el olvido, tanto de las cosas como de sí
mismo. Un recorrido donde manifiesta una crisis de pertenencia, ¿dónde estoy,
quién soy?; la raya, la izquierda y la derecha como alusiones políticas; el
miedo a avanzar y caer en el vacío; la contraposición de memoria e imaginación
como categorías asociadas con el pasado, presente y futuro. En su búsqueda,
aparecen túneles, minerales preciosos y, finalmente, "barro", como
una premonición sobre su propia identidad Barroso. Ante la sensación de abandono, refiere la tierra como asidero;
pero una tierra sin "raya",
sin la división que le ha propulsado hacia el mundo donde ha perdido su
identidad. En su abandono se pregunta si está vivo o muerto, comprobando
que realmente, donde está, es en la raya y que, como consuelo, no conoce aún la
muerte. Sumido en esta idea, le aparece una voz que algunas veces le habla en
español otras en inglés, haciéndole asociar la raya a la frontera entre la vida
y la muerte. En una especie de flashback,
se recrea en el relato un episodio de juventud donde X participa de una
batalla: hay uniformes, balas, disparos, muertos; agitaciones, alborotos,
sentimientos de culpabilidad por complicaciones familiares, confrontación con
la figura de Lázaro quien no es sino su hermano, dueño de la raya; cansancio,
impotencia, fracaso, rendición. De pronto, recuerda el nombre de su mujer,
Camelia, cosa que le acerca a sí mismo pero que, a la vez, le produce rechazo,
por cuanto su imagen le trae otros nombres no deseados, entre los cuales el de
Leonardo, su hermano, o los de sus hijos reclamándole por qué no fue como su
hermano. Reproches y arrepentimientos: "la
pobreza no se reparte, primero hay que crear riqueza... ...la igualdad es un
sueño... ...siempre habrá idiotas, fuertes y débiles". Referencias a la responsabilidad por la propia condición,
del valerse por sí mismo como regla de
dignidad, a la vez del conflicto ético de lograr esa "dignidad"
de manera no digna: contrabando, burdeles, corrupción, narcotráfico, maquilas,
control de los pasos de frontera, etc. Termina X asumiendo que es de barro,
hermano de Leonardo Barroso, abandonado en la raya, la raya del olvido, entre
la vida y la muerte, abandonado por todos, inclusive por Camelia y por sus
hijos, huérfano de sus propios hijos.
En cuanto al leit motiv de nuestra reseña, podemos decir que en este relato todo
nos conduce, con mucha fuerza, al tema de las Fronteras Humanas –o mentales-, por cuanto se trata de un monólogo
intenso donde se cuestionan temas morales, actitudes éticas; asuntos de poder y
dominio que juegan en contraste entre los dos hermanos Barroso, cuyas vidas se
han desarrollado en antípodas: uno pobre, paralítico, mudo, prisionero dentro
de una “copa” translúcida y frágil pero intacta, debido a su desdichada
incapacidad de gritar; y otro, rico, poderoso, exitoso y, como si fuese poco,
“dueño” de la “raya” que atormenta a la mayoría de los mexicanos que intentan
cruzarla. Un episodio de este
monólogo resulta muy dramático y significativo de la dificultad que para un
mexicano denota distinguir la Frontera Física de la Frontera Humana; el mismo,
aunque extenso, lo reproducimos casi enteramente a continuación por
considerarlo cargado de metáforas valiosas para el tema que nos ocupa: “…Yo me abrazaría a la tierra. ¿Es éste mi destino? La raya fluorescente
se ríe de mí … La tierra no tiene divisiones. La raya dice que sí. La raya dice
que la tierra se ha dividido. La raya hace de la tierra otra cosa. ¿Qué cosa?
Estoy tan solo. Tengo tanto frío. Me siento tan abandonado. Sí, quisiera caer a
la tierra. Descender hasta ella. Caer en su profundidad…Entonces vuelvo a mirar
la raya de la tierra y retomo mi pobre consolación. No puedo reunirme con la
tierra porque esa raya me lo impide. La raya me dice que la tierra está
dividida. La raya es otra cosa distinta de la tierra ... Fui sacado de la
tierra y puesto en el mundo. El mundo me convocó. El mundo me quiso. Pero ahora
me rechaza. Me abandona. Me olvida. Me arroja de vuelta a la tierra. Pero la
tierra tampoco me quiere …Yo soy un hombre. ¿No valgo más que una raya? ¿Por
qué se ríe de mí la raya? ¿Por qué me saca la lengua? Creo que desperté de una
pesadilla y volveré a…”
Es evidente que
esta pesadilla refuerza la idea de que las Fronteras mental y física son
inseparables, determinantes en el imaginario de los habitantes de la franja y,
por ende, en su existencia real y concreta ligada a su actuar cotidiano; motor
y freno a la vez.
Para enfatizar
esta evidencia, citamos una vez más el texto donde, un poco más adelante, el
protagonista sigue diciendo: “…Me
abandonaron en la raya. La raya del olvido. El lugar donde no sé mi nombre. El
lugar donde no estoy. La zona intermedia, indecisa, entre mi vida y mi muerte…”
Poco resta añadir a esta
declaración donde la frontera se erige claramente en pilar, viga o sostén de una entera
existencia. De ella depende ser o
no ser. Existir o morir.