Ha sido
ya dicho, pero vale la pena reforzar la importancia de conservar y multiplicar
el capital político acumulado a la fecha a partir de todos los apoyos
cosechados por Venezuela ante la comunidad internacional, valiosísimos para afrontar el hueco
histórico y la crisis humanitaria en que ahora nos sumimos.
Tan
importante es este asunto, que dentro de las fuerzas democráticas organizadas
valdría la pena contar con una cabeza dedicada a coordinar cuanto al respecto
corresponda; una suerte de ‘Canciller’ de la Venezuela en tránsito.
¿Existe y
no lo sabemos? ¿Quién es?
Hoy,
los ciudadanos estamos confundidos a la hora de distinguir lo que por un lado
hace la delegación que se viene reuniendo en Dominicana, de las iniciativas
que, por ejemplo, el dirigente Antonio Ledezma adelanta en los distintos países
que visita.
Igualmente,
si buscamos cómo se vincula la diplomacia del Vaticano con la reciente
iniciativa del Secretario estadounidense Tillerson en su periplo
latinoamericano, no es fácil conseguir una respuesta. ¿Y las visibles
iniciativas del Grupo de Lima? ¿Cómo se vinculan al conjunto?
¿Y Almagro? Este
último, que es alguien que ha puesto muchísima energía por la institucionalidad
en el país, ha afirmado en estos días que no debemos ir a elecciones, algo por
cierto muy determinado y determinante.
¿Y las
actuaciones del Dr. Arria? ¿Y las de Rodríguez Zapatero?
Todo ello, por no
hablar de los generadores internacionales de opinión pública dedicados de
manera intensa a escribir y a hablar de nosotros, como es el caso del profesor Fernando Mires.
¿Y los
chinos, y los rusos, y toda la maraña de intereses globalizados a los que nos
obligan, principalmente, nuestra vocación petrolera y el inmenso endeudamiento
actual?
¿Cómo
se relaciona todo esto? ¿Quién está dándole coherencia, orden y prioridad a
cada cosa? ¿O no es posible coordinación alguna y estamos a la deriva de quien
empuje más o de quien llegue antes?
Creo
que es un tópico de gerencia básica de recursos, esfuerzos y comunicación que,
reconociendo la complejidad y la dificultad propia de la materia, es delicado y
determinante dominar en este salvaje presente-futuro que cabalgamos.