Mostrando entradas con la etiqueta Perú. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Perú. Mostrar todas las entradas

martes, 7 de junio de 2011

Perú en Humala


Perú en Humala
En virtud de que en las últimas semanas publiqué dos entradas relacionadas con Perú, una, haciendo alusión a la Memoria y al Olvido, a partir de mi lectura de Abril Rojo, de Santiago Roncagliolo; otra, trayendo a colación el poema de Mario Benedetti,  Ese gran simulacro,  me parece oportuno ahora, cerrado el proceso eleccionario, traer estas líneas del chileno Patricio Navia. Creo que en pocas palabras nos da una visión de las cosas que, a la vista de hoy, luce razonable.
Quienes intentamos dejar algo escrito sobre esta delgada y vulnerable película electrónica que nos ofrece la Web, debemos estar conscientes de que en política nada está escrito sobre piedra. 

Humala triunfó en Perú gracias al apoyo de moderados 
Por Patricio Navia
6 de junio de 2011
    

La victoria del candidato nacionalista Ollanta Humala comprensiblemente preocupa a muchos chilenos. Pero después de que suavizara su discurso en campaña, Chile debiera esperar con moderada tranquilidad que Humala, a diferencia de sus predecesores, construya una relación de menos a más con nuestro país.
La Presidenta Bachelet solía decir que se hace campaña en poesía, pero se gobierna en prosa. Humala, que llegó al poder criticando los altos niveles de exclusión del modelo de economía de mercado, deberá demostrar que es capaz de distribuir mejor la riqueza, sin matar la gallina de los huevos de oro.
Los candidatos populistas inevitablemente devienen en presidentes populistas cuando la economía está en crisis. Pero cuando la economía anda bien, los líderes ceden ante la tentación de mantener el modelo, centrando sus esfuerzos en reducir la pobreza y mejorar la distribución. Así lo hizo Lula en 2002 y la propia Concertación chilena en 1990, cuando supo mantener lo bueno.
Antes, como candidato populista, Humala fue derrotado. Ahora, llegó al poder gracias al apoyo de moderados, incluidos algunos amigos históricos de Chile, comprometidos con la democracia y el modelo social de mercado, como el nobel Mario Vargas-Llosa. En la campaña de segunda vuelta, Humala pragmáticamente abandonó su populista programa para conseguir esos apoyos. La cercanía al poder es el mejor antídoto contra el extremismo. Humala necesita mantener las altas tasas de crecimiento para poder cumplir sus promesas de más inclusión, más democracia, más Estado y menos corrupción.
Como estratégico militar, Humala focalizará sus prioridades en ampliar las oportunidades de desarrollo. Su discurso nacionalista devendrá en iniciativas de infraestructura. Para Humala, el desarrollo es cemento y el crecimiento se mide en carreteras. Sus promesas populistas lo llevarán a negociar con empresas extranjeras para proveer gas más barato a los peruanos, cuestión que inducirá a mayor desarrollo de la economía doméstica.
Sus diatribas nacionalistas evolucionarán en una defensa de la libre competencia y en iniciativas para mejorar los derechos de los consumidores. Sus críticas a la corrupción lo obligarán a fortalecer las instituciones.
Humala no necesita demostrar su nacionalismo. Ahora precisa calmar los temores en Perú y en el exterior. Al dar señales cordiales hacia Chile, Humala matará varios pájaros de un tiro. Si sus predecesores decepcionaron en su relación con Chile, hay buenas razones para esperar que su triunfo traiga gratas sorpresas en la relación con nuestro país y en la consolidación de una democracia construida sobre un modelo social de mercado cada vez menos excluyente en el Perú.
Patricio Navia es miembro del Consejo Académico de CADAL.

jueves, 2 de junio de 2011

ESE GRAN SIMULACRO

Semanas atrás, escribí unas notas sobre Abril Rojo de Santiago Roncagliolo. 
Destacaba en las mismas la manera como vivimos el fenómeno de la memoria y el olvido, nosotros los latinoamericanos.
Hoy he desempolvado la siguiente pieza de Mario Benedetti, que viene al caso y cobra vigencia, vistas las transiciones que en estos días se viven en el Perú. 
Vaya el poema:

ESE GRAN SIMULACRO
Cada vez que nos dan clases de amnesia
como si nunca hubieran existido
los combustibles ojos del alma
o los labios de la pena huérfana
cada vez que nos dan clases de amnesia
y nos conminan a borrar
la ebriedad del sufrimiento
me convenzo de que mi región
no es la farándula de otros
en mi región hay calvarios de ausencia
muñones de porvenir / arrabales de duelo
pero también candores de mosqueta
pianos que arrancan lágrimas
cadáveres que miran aún desde sus huertos
nostalgias inmóviles en un pozo de otoño
sentimientos insoportablemente actuales
que se niegan a morir allá en lo oscuro
el olvido está tan lleno de memoria
que a veces no caben las remembranzas
y hay que tirar rencores por la borda
en el fondo el olvido es un gran simulacro
nadie sabe ni puede / aunque quiera / olvidar
un gran simulacro repleto de fantasmas
esos romeros que peregrinan por el olvido
como si fuese el camino de santiago
el día o la noche en que el olvido estalle
salte en pedazos o crepite /
los recuerdos atroces y los de maravilla
quebrarán los barrotes de fuego
arrastrarán por fin la verdad por el mundo
y esa verdad será que no hay olvido