jueves, 20 de septiembre de 2012

Sin sangre azul ni corona

Comparto en mi blog el post de Lesbia Quintero, con las palabras de presentación que tuve la oportunidad de hacer ayer para el bautizo del reciente libro del profesor Jorge Rivadeneyra, "Sin sangre azul ni corona", editado por la Fundación Lector Cómplice. Fue un placer. 
https://www.facebook.com/notes/les-quintero/sin-sangre-azul-ni-corona/122091394605634 
 Aquí, las palabras:
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Sin sangre azul ni corona
de Jorge Rivadeneyra

E
l profesor Jorge Rivadeneyra nos abre hoy las páginas de ‘Sin sangre azul ni corona’, lo más reciente de su ya amplia y fructífera producción literaria, mucha de la cual, pensada y escrita para acompañar su también vasta y rica carrera académica.
¿A qué nos aproximamos?
A primera vista, el título podría sugerir que estamos ante un libro de cuentos de hadas o frente a una de las muchas historias tejidas alrededor de reyes, emperadores, príncipes azules y princesas de bocas de fresa. Pero no; no es de criaturas fantásticas ni de monarquías propiamente dichas de lo que viene a hablarnos el profesor Rivadeneyra, sino del atisbo de un tal sistema de gobierno que en nuestra América Latina estuvo a punto de cuajar hace ya unos doscientos años, y cuya amenaza de establecimiento ha seguido y aún sigue cerniéndose sobre nosotros, de manera explícita a veces, otras, solapada: Poderes centralizados  y gobiernos vitalicios han sido  ambicionados por una buena mayoría de los gobernantes de nuestros países latinoamericanos, quienes han pivotado muchas veces  alrededor de las ideas de la no-democracia, o de las democracias nominales con hegemonía personalizada en un caudillo. Cuba es tal vez el máximo exponente de este esquema, por no mencionar otros ejemplos no tan próximos.
Cuando nos preguntamos por los orígenes remotos de esta costumbre centralista y de poderes heredables, no conseguimos una respuesta sencilla, así como, por cierto, no se encuentran respuestas sencillas para nada que tenga que ver con la complejidad de un devenir histórico como el americano a partir de la llegada de Colón.
Jorge Rivadeneyra, abogado, doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales, doctor en Filosofía de la Historia, coordinador de Fundaciones y Consejos Académicos interesados en escudriñar muchas de las inquietantes verdades latinoamericanas, profesor de varias universidades de nuestra región entre las que destaca nuestra querida Universidad Central de Venezuela, ha dedicado gran parte de su vida a descifrar el enigma de esta vocación de dominio exclusivo y excluyente ejercida por muchos de nuestros gobernantes. En el libro que hoy nos entrega plantea una aproximación según la cual, nuestro mismísimo héroe máximo don Simón Bolívar, Libertador de las Américas, fue quizá el primero de nuestros líderes quien, sin que podamos sospechar que por sus venas circulara sangre de tinte distinto al rojo característico, o que tuviera secretamente guardada en algún cofre ignoto la corona de algún zar que le hubiese bajo cuerda precedido, pretendió e hizo todo lo posible por convertirse en el emperador y gobernante máximo y vitalicio de todas las tierras por él libertadas.
Así, en los nueve capítulos de este nuevo libro del profesor Rivadeneyra, podremos encontrar referencias muy claras sobre este pasado no tan remoto, las cuales, tanto nos interesan, como que aún no hemos logrado execrar del todo, en nuestra región, el peligro de padecer autarquías declaradas o solapadas.  En las menos de cien amenas páginas de Sin sangre azul ni corona, Jorge nos ofrece la posibilidad de participar en una excursión en la que, una vez citado el célebre Yo Supremo de Augusto Roa Bastos, pasamos a preguntarnos si ha sido o no la muy rayada retórica anti-imperialista lo que ha motivado o justificado muchos de los sistemas tiránico-autárquicos establecidos en Latinoamérica, o si, más bien, no habrá sido una genética monárquica lo que ha salido siempre a flote cuando hurgamos en la evolución rizomática de nuestro proceso republicano, según la cual, la verdadera motivación de las guerras de independencia no habría sido el deseo de acabar con el dominio español, sino la de encontrar la manera de que el Rey de España reconociese privilegios peninsulares a los indianos o españoles nacidos en el Nuevo Mundo.  De acuerdo a esta tesis, no sólo la insurgencia acaudillada por Bolívar o San Martín tendría inspiración monárquica, sino que el mismo pueblo, cansado de pasarla mal, habría llegado algunas veces a gritar ¡viva el Rey, abajo el mal gobierno!
Dentro de esta misma búsqueda de causas, llega a catalogar Jorge nuestro “republicanismo” como una enfermedad según la cual, partiendo de que todos somos iguales, todos queremos ser superiores. De allí que, al tiempo que San Martín proponía resolver esta dificultad con la creación de la figura de un príncipe vernáculo, Bolívar sibilinamente proponía resolverla con la creación de una presidencia vitalicia, que no sería otra cosa que la versión criolla de la monarquía.
Así las cosas, Rivadeneryra aprovecha de hacernos participar en un excurso donde aborda referencias que conservan curiosa actualidad: el arrase de instituciones encabezado por Boves; la entrega de soberanías motorizada por ambiciones siderales y con fines narcisistas de algunos de los conductores de la independencia; el uso de la violencia para monopolizar el poder; la patria como negocio y la riqueza obtenida como posesión de tesoros y no como producto de la laboriosidad humana; y otros estigmas histórico-culturales que nos dificultado entender y asimilar que nuestro tan buscado enemigo muy probablemente lo llevemos dentro y que la responsabilidad de nuestro devenir es, definitivamente, propia e indelegable. 
Como sugiere Jorge en otro de sus exquisitos libros, Mito y utopía en la cultura de América Latina, y que cito para cerrar esta presentación,  muchos han creído que todo lo podemos resolver con un (y comienzo la cita) …sésamo ábrete ... el gobierno administra los yacimientos … al gobierno se llega afiliándose al partido … hagan cola señores. Con mucha paciencia, que ya llegará el turno … Desde luego no todos hacen cola …  no están dispuestos a esperar eternamente … apuestan a los caballos, compran la lotería… (cierro la cita)
Y digo yo, finalmente:
¿Será que, como apunta Jorge en el epílogo de su libro, debemos dejar de remover tumbas so pena de asfixiarnos en la hedentina?
¿Será que de una vez por todas debemos dedicarnos a trabajar sabiéndonos capaces de construir nuestro propio futuro bajo el signo de una democracia moderna, con instituciones y un estado fuerte que reconozca nuestro estatus de ciudadanos normales, y responsables de nuestros éxitos y errores?
Estoy seguro de que en estas páginas que Rivadeneyra deja hoy en nuestras manos, hay insumos valiosos y orientaciones para que cada uno de nosotros consiga mejores respuestas a muchos de los asuntos que nos atosigan, así como reforzada inspiración para la construcción de una ciudadanía que nos permita mejorar nuestra propia forma de vida.
Gracias Jorge por este nuevo aporte al acervo ya rico que nos has legado. Mis felicitaciones y mi deseo por el mayor éxito, para ti, para tu familia y para tu obra.

Enzo Pittari / Caracas, septiembre 19, 2012.
 

lunes, 10 de septiembre de 2012

Reseña de "La revolución sentimental" en Quéleer









La revolución sentimental
Enzo Pittari

Cualquiera que formalmente investigue sobre el fenómeno del poder en Latinoamérica, al revisar archivos y bases de datos sobre la literatura relacionada, se encontrará con que durante los últimos años se ha incrementado notablemente la cantidad de artículos y ensayos que tratan, de alguna manera, este experimento venezolano que se ha dado por llamar el socialismo del siglo veintiuno. Cientistas sociales, escritores y periodistas de distintas latitudes se han interesado más que en otros tiempos por Venezuela. Pero no por ello todo está dicho. Y mucho falta aún para entender y divulgar a cabalidad sobre este proceso social –y más que nada político- que nos ha tocado protagonizar a los venezolanos durante los últimos tres largos lustros.  Lo que sí podemos afirmar sin dudas, es que La revolución sentimental de la periodista española Beatriz Lecumberri no es un escrito más. Leído inmediatamente después de que el mismo fuera presentado el pasado jueves 30  de agosto en la librería Lectura I de Caracas, la primera sensación que me ha quedado es la de agradecimiento. Creo que como venezolanos podemos sentirnos satisfechos, por un lado, por el especial interés que Beatriz ha tomado en nosotros a fin de entendernos e interpretarnos, y luego, porque lo haya hecho de esta manera tan fluida, cercana y objetiva, propia de un periodista acostumbrado a llegar hasta la fuente primaria de cada información sin conformarse con el reprocesamiento de verdades previamente masticadas y mucho menos rumiadas entre estómagos emponzoñados.  Sumergida durante cuatro años en un mercado de ideas extremadamente polarizadas y de opiniones sesgadas, del cual a nosotros, los nacionales, nos cuesta tomar distancias y permanecer asépticos, Lecumberri nos entrega una verdad dialogada y recogida desde el mismo lugar de los acontecimientos, desde la voz viva de los mismos protagonistas.
Y no es que necesitáramos a alguien que de afuera nos dijese lo que somos o lo que hacemos o dejamos de hacer con lo que somos, sino que el proceso tan controversial que vivimos, llamado “revolucionario”, no nos resulta fácil explicarlo sin que se nos perciba tomando partido por una u otra de las visiones, tan encontradas las mismas que, aún después de catorce años, algunas encuestas sobre los próximos comicios a realizarse dentro de pocos días hablan de “empates técnicos”. Sólo que, tener la oportunidad de leer a una periodista equilibrada, de competencias puestas a prueba en muchas zonas del mundo políticamente álgidas, como pueden ser el Irak o el Oriente Medio de sus respectivos conflictos históricos, que se ha interesado en observarnos y en hacer una fotografía de nosotros donde los altos contrastes consiguen modularse y calibrarse hasta alcanzar su apropiado nivel de gris, es una oportunidad de lujo y algo que a cualquier observador local le hubiera resultado más difícil de lograr, simplemente, por la necesaria toma de partido que a uno le corresponde hacer cuando se es arte y parte de algo que es tan tuyo como puede ser tu país, tu ciudad, tu familia, tus afectos y sentimientos.
Y de sentimientos es que, precisamente, nos habla Beatriz Lecumberri, tal como se desprende del título del libro que algunas personas –quién sabe si acertadamente- han asociado con temas de autoayuda. Llegándonos a afirmar esta joven española, que la verdadera revolución que se ha producido y experimentado en los últimos años en Venezuela es una Revolución en los Sentimientos de las personas. Hoy sentimos cosas que no sentíamos ayer. Odios nuevos y gratuitos, rencores fabricados de la nada, ofensas proferidas sin justificativo alguno, las cuales, de inmediato, se traducen en rabia o, cuanto menos, en incomprensión; revanchas diferidas, nuevas capacidades de perdón, renovados umbrales de tolerancia o intolerancia –como sea que quiera decirse-. Una verdadera Revolución Sentimental.
Empleando como esquema literario una mezcla de la crónica, la entrevista, y del diario de viaje, Lecumberri nos entrega, en cuarenta historias agrupadas en cuatro capítulos: Patria, Socialismo, Muerte y Venceremos, una obra de fácil lectura, fresca, honesta y diáfana donde apartando los pocos pasajes donde aparece su propia voz, entrega la palabra a muchos de los actores reales de esta recientísima historia de Venezuela, personajes éstos, con variados roles y posición social o política quienes a partir de lo que dicen, llegan a ser reflejo claro de lo que sienten. Pudiera alguien interesado exigirle a la autora una toma de partido, pero ella no juzga, ni a priori ni a posteriori, haciendo gala, en vez, de la rigurosidad propia del periodista profesional que busca con empeño la construcción de una verdad, si no absoluta, al menos cercana.
Así pues, tenemos en nuestras manos un espejo bastante fiel donde mirarnos y donde mirar a nuestro prójimo cercano, quien muchas veces creemos está en la acera de enfrente pero que, realmente, está tan cerca de nosotros como para que sea perfectamente posible llegar a ignorar la supuesta brecha que nos separa. Es cuestión de sentimientos, fundamentalmente. Y el ser humano, voluntariamente está preparado para adoptar posiciones flexibles y tolerantes en las cuales, sin ignorar los sagrados principios de la libertad ni los valores primordiales de una sana y productiva convivencia, puede siempre comprender al otro y hacerse comprender a sí mismo, en aras de una construcción social marcada por las leyes de la Evolución, que no revolución, que es lo único para lo que los humanos estamos hechos.









Manual para el más alla en el Papel Literario de El Nacional

Comparto con mis lectores la publicación que sobre 
Manual para el más allá 
hicera el 
Papel Literario de El Nacional, 
este pasado sábado 8 de septiembre.


jueves, 9 de agosto de 2012

Las fronteras humanas en La raya del olvido de Carlos Fuentes


Las fronteras humanas en
La raya del olvido
(de la novela La frontera de cristal de Carlos Fuentes)


Entre que comenzamos a reseñar este libro y la fecha de hoy, ocurrió la inesperada muerte del poeta. Evento que, aún cabiendo dentro de lo humano-posible, sorprendió a la amplia comunidad de creadores, lectores y demás actuantes, tanto en el mundo de la literatura como en el de sus amplios aledaños.
Con la reseña de hoy, vamos a cerrar esta secuencia dedicada a La frontera de cristal. Pero antes, y a modo de homenaje póstumo al maestro, creemos pertinente traer a colación un breve poema suyo, el cual, viene a tono con la pena que nos produce su irreparable pérdida:
La muerte espera al más valiente, al más rico, al más bello. Pero los iguala
al más cobarde, al más pobre, al más feo, no en el simple hecho de morir,
ni siquiera en la conciencia de la muerte, sino en la ignorancia de la muerte. Sabemos que un día vendrá, pero nunca sabemos lo que es.

-o-

Poniéndonos a continuación en la tarea propuesta, de los nueve relatos que constituyen el libro de Fuentes vamos a dedicar esta tercera y última entrega al relato intitulado La Raya del Olvido. En esta pieza, el señor "X", paralítico y mudo, desarrolla un complejo monólogo interior asociado con la memoria y el olvido, tanto de las cosas como de sí mismo. Un recorrido donde manifiesta una crisis de pertenencia, ¿dónde estoy, quién soy?; la raya, la izquierda y la derecha como alusiones políticas; el miedo a avanzar y caer en el vacío; la contraposición de memoria e imaginación como categorías asociadas con el pasado, presente y futuro. En su búsqueda, aparecen túneles, minerales preciosos y, finalmente, "barro", como una premonición sobre su propia identidad Barroso.  Ante la sensación de abandono, refiere la tierra como asidero; pero una tierra sin "raya", sin la división que le ha propulsado hacia el mundo donde ha perdido su identidad. En su abandono se pregunta si está vivo o muerto, comprobando que realmente, donde está, es en la raya y que, como consuelo, no conoce aún la muerte. Sumido en esta idea, le aparece una voz que algunas veces le habla en español otras en inglés, haciéndole asociar la raya a la frontera entre la vida y la muerte. En una especie de flashback, se recrea en el relato un episodio de juventud donde X participa de una batalla: hay uniformes, balas, disparos, muertos; agitaciones, alborotos, sentimientos de culpabilidad por complicaciones familiares, confrontación con la figura de Lázaro quien no es sino su hermano, dueño de la raya; cansancio, impotencia, fracaso, rendición. De pronto, recuerda el nombre de su mujer, Camelia, cosa que le acerca a sí mismo pero que, a la vez, le produce rechazo, por cuanto su imagen le trae otros nombres no deseados, entre los cuales el de Leonardo, su hermano, o los de sus hijos reclamándole por qué no fue como su hermano. Reproches y arrepentimientos: "la pobreza no se reparte, primero hay que crear riqueza... ...la igualdad es un sueño... ...siempre habrá idiotas, fuertes y débiles". Referencias a la responsabilidad por la propia condición, del valerse por sí mismo como regla de dignidad, a la vez del conflicto ético de lograr esa "dignidad" de manera no digna: contrabando, burdeles, corrupción, narcotráfico, maquilas, control de los pasos de frontera, etc. Termina X asumiendo que es de barro, hermano de Leonardo Barroso, abandonado en la raya, la raya del olvido, entre la vida y la muerte, abandonado por todos, inclusive por Camelia y por sus hijos, huérfano de sus propios hijos.

En cuanto al leit motiv de nuestra reseña, podemos decir que en este relato todo nos conduce, con mucha fuerza, al tema de las Fronteras Humanas –o mentales-, por cuanto se trata de un monólogo intenso donde se cuestionan temas morales, actitudes éticas; asuntos de poder y dominio que juegan en contraste entre los dos hermanos Barroso, cuyas vidas se han desarrollado en antípodas: uno pobre, paralítico, mudo, prisionero dentro de una “copa” translúcida y frágil pero intacta, debido a su desdichada incapacidad de gritar; y otro, rico, poderoso, exitoso y, como si fuese poco, “dueño” de la “raya” que atormenta a la mayoría de los mexicanos que intentan cruzarla.  Un episodio de este monólogo resulta muy dramático y significativo de la dificultad que para un mexicano denota distinguir la Frontera Física de la Frontera Humana; el mismo, aunque extenso, lo reproducimos casi enteramente a continuación por considerarlo cargado de metáforas valiosas para el tema que nos ocupa: “…Yo me abrazaría a la tierra. ¿Es éste mi destino? La raya fluorescente se ríe de mí … La tierra no tiene divisiones. La raya dice que sí. La raya dice que la tierra se ha dividido. La raya hace de la tierra otra cosa. ¿Qué cosa? Estoy tan solo. Tengo tanto frío. Me siento tan abandonado. Sí, quisiera caer a la tierra. Descender hasta ella. Caer en su profundidad…Entonces vuelvo a mirar la raya de la tierra y retomo mi pobre consolación. No puedo reunirme con la tierra porque esa raya me lo impide. La raya me dice que la tierra está dividida. La raya es otra cosa distinta de la tierra ... Fui sacado de la tierra y puesto en el mundo. El mundo me convocó. El mundo me quiso. Pero ahora me rechaza. Me abandona. Me olvida. Me arroja de vuelta a la tierra. Pero la tierra tampoco me quiere …Yo soy un hombre. ¿No valgo más que una raya? ¿Por qué se ríe de mí la raya? ¿Por qué me saca la lengua? Creo que desperté de una pesadilla y volveré a…” 
Es evidente que esta pesadilla refuerza la idea de que las Fronteras mental y física son inseparables, determinantes en el imaginario de los habitantes de la franja y, por ende, en su existencia real y concreta ligada a su actuar cotidiano; motor y freno a la vez.
Para enfatizar esta evidencia, citamos una vez más el texto donde, un poco más adelante, el protagonista sigue diciendo: “…Me abandonaron en la raya. La raya del olvido. El lugar donde no sé mi nombre. El lugar donde no estoy. La zona intermedia, indecisa, entre mi vida y mi muerte…”  
Poco resta añadir a esta declaración donde la frontera se erige claramente en pilar, viga o sostén de una entera existencia.  De ella depende ser o no ser.  Existir o morir.

viernes, 27 de julio de 2012

sábado, 30 de junio de 2012

Presentación-Bautizo de Manual para el más allá

 La noche del jueves 28, como programado, tuvo lugar la presentación de Manual para el más allá, en Alejandría II.A continuación, enlazo las palabras preparadas y pronunciadas por la profesora Violeta Rojo a fin de presentar el libro en sociedad y que, como primicia, publicó en la WEB el blog Librodeldía.

ibrodeldia.wordpress.com/2012/06/30/manual-para-el-mas-alla/

Manual para el más allá

Violeta Rojo

Enzo Pittari, sin prisa pero sin pausa, se ha ido convirtiendo en un hombre integral. Es europeo y es americano, es de la ciudad y es de la provincia. Es profesor y es estudiante. Sus especialidades profesionales pasan de la ingeniería eléctrica a las ciencias sociales del doctorado que actualmente realiza. Ahora se estrena como humanista con este libro, uno de los dos que le conozco.
Manual para el más allá comparte con su autor el tener muchas facetas, el moverse con facilidad y precisión por muy disímiles campos. También es un libro que puede ser analizado desde distintas y ricas perspectivas.
Por ejemplo, no es sólo un libro de cuentos sino un cuentario, esto es un ciclo de cuentos que se vinculan entre sí y que pueden leerse por separado o como partes de una secuencia narrativa mayor. Y en esta serie de cuentos hay una temática que circunvala a las otras: la de los mundos opuestos que conviven: Europa y América, ciudad y campo, presente y pasado, realidad y ficción, lo real y lo fantástico. Esta unidad temática contiene, a su vez, tres sistemas argumentales distintos, que se interrelacionan y completan.
El primero de los sistemas temáticos es el la memoria y lo autorreferencial. En estos relatos, de evidente textura autoficcional, el autor recuerda las historias familiares (las suyas y las de su esposa Rafaela) y a partir de ellas va recuperando personajes, consejas, dolores, esperanzas, alegrías, paisajes y miedos. La memoria, por su parte, le permite el punto de vista necesario para la comparación entre costumbres y modos. Estos recuerdos y vivencias de antepasados remotos y recientes, en geografías diversas, van relatando la vida de un nuevo ser que es de aquí, de allá, de acullá y de todos lados.
El segundo sistema es el de la narrativa de la otredad, la migración y el exilio. En el Introito, Pittari establece su teoría sobre las nacionalidades, las fronteras y el nomadismo necesario para la libertad. Esta introducción ensayística se ve de cierta manera ratificada por textos en los que va narrando aventuras distantes en tiempos y geografías.  En ellas, un Diego que podemos imaginar antepasado del autor, un Carlo en el que vislumbramos a su padre, otro Diego que podemos trasponer al Enzo actual, relatan, actuan, viven búsquedas de tesoros, guerras, peripecias a bordo del barco de inmigrante, duros comienzos en distintos pueblos de un país diferente.  Estos  expatriados son además hijos de la guerra, lo que configura unos recuerdos, necesidades y costumbres que posiblemente nunca se pierden. Y esta circunstancia se vuelve visual, ya sea en forma de cáscaras de manzana, de una tela príncipe de gales o de la minuciosa descripción de la arquitectura de cada nueva casa. Los recuerdos transmutados en literatura, comienzan con la búsqueda de un tesoro elusivo, que todos tratan de encontrar sin éxito, porque es un espejismo. Y esta historia configura la metáfora perfecta de lo que es emigrar: buscar un tesoro en otro país. Tesoro quimérico, que como sabemos, nunca se halla, y si se consigue, solo se es consciente de ello al perderlo.
El último sistema es el elemento fantástico que como un cemento unifica los relatos. Ya el título y su referencia al más allá nos anuncian que encontraremos espíritus guardianes de tesoros; fantasmas que reclaman la codicia; gatos que espantan y reviven; changús mágicos que traen la desdicha.  Es así como el mundo del más allá se sobreimpone con el del más acá y conforman un lugar en el que todo es posible.
Así,  entre memorias, recuerdos, fantasmas y migraciones van transcurriendo estos textos múltiples, integrados y complejos. En ellos habitan personajes que, a pesar de las vicisitudes, nunca dirían “non mi sono rimasti, nemmeno gli occhi per piangere” (única frase que conozco en italiano y que significa que no queda nada, ni siquiera los ojos para llorar). Los personajes de Pittari comparten con su autor un optimismo vital que hace que siempre tengan recursos, siempre sepan que hay algo más que pueden hacer.
Enzo Pittari ha entrado con buen pie a un nuevo mundo, el de la ficción. Bienvenido a esta terra nova, amigo. Que los dioses de la literatura te sigan siendo propicios.

martes, 19 de junio de 2012

Manual para el más allá. Libro de relatos de Enzo Pittari.

A mis estimados amigos y seguidores en Puntadas sin dedal, hoy les pondré al tanto de una buena notica, significativa para mí por su relación con mi compromiso con la palabra como vehículo creativo, y con la escritura como expresión.

Se trata del anuncio de la publicación y presentación al público de mi primer libro de relatos:

   Manual para el más allá.

A continuación voy a incorporar varias imágenes que se explican por sí solas, invitándoles a que próximamente busquen su ejemplar en las distintas librerías de Venezuela.

Durante los próximos meses, mis editores, Memorias de Altagracia, trabajarán también en una edición digital que estará disponible por los canales comerciales apropiados.

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Para quienes estén en Caracas y disponibles el día 28 de juio próximo, y deseen acompañarme a la presentación formal del libro, les adjunto la convocatoria hecha via facebook por Memorias de Altagracia.


                                                                EDITORIAL MEMORIAS DE ALTAGRACIA
                 

                             Tiene el agrado de invitarles a la presentación de su última producción editorial:

                                                                            MANUAL PARA EL MÁS ALLÁ

                                                                                   Colección de cuentos de 
                                                                                           ENZO PITTARI

                                                                                        Jueves 28 de junio 
                                                                                           6:30 de la tarde
                                                                                      Librería Alejandría II
                                                                                   Paseo Las Mercedes, PB

                                                                        Palabras de presentación a cargo de

                                                                                        VIOLETA ROJO
 
                                                                        Moderación y conducción del evento
 
                                                                                     LESBIA QUINTERO




Espero que este trabajo resulte de su interés y, sobra decirles que quedaré atento a las impresiones que quieran transmitirme por esta privilegiada vía.
Un cordial saludo. EP

PD.- Les dejo a continuación el link de la convocatoria:   https://www.facebook.com/events/232451026873559/

martes, 17 de abril de 2012

Las fronteras humanas en La pena


Las fronteras humanas en
La pena
(de La frontera de cristal de Carlos Fuentes)



De acuerdo a nuestro plan de reseña de la novela La frontera de cristal de Carlos Fuentes, a partir de esta entrega nos adentraremos en aquellos relatos, de los nueve que conforman la novela, donde más resalte esta noción de Frontera Humana que nos hemos propuesto destacar con este trabajo. Daremos inicio hoy con la pieza intitulada La pena.  
Como ya dijimos, se trata de comprender y ponderar el peso relativo de la llamada frontera humana sobre la percepción de transparencia que los pasos fronterizos ofrecen al emigrante que penetra o, a lo sumo, intenta traspasarlos.
Para ponernos en contexto, en La pena, su protagonista, el médico Juan Zamora hace postgrado en USA becado por su padrino el magnate Don Leonardo Barroso. Zamora vive en Itaha, cerca de una fábrica de armas destinadas al uso del ejército salvadoreño. Acaba de ganar R. Reagan la presidencia de los Estados Unidos, mientras, en México, López Portillo afianza la explotación petrolera. Juan se aloja en la casa de T. Wingate, negociante de armas que contrata con el Pentágono. En la convivencia, Juan refiere una noción de su origen mejicano edulcorada y alejada de su realidad precaria, en la cual, por pena, por vergüenza, oculta su condición social, llegando a ser percibido por los Wingate como un heredero de la aristocracia española. Durante sus prácticas médicas Juan se enamora de su colega Jim descubriendo su inclinación homosexual, lo cual, se traduce en conflictos existenciales y de convivencia con sus arrendadores. Juan, en un acto de honesta comunicación, llega a revelar a Jim su verdadera extracción social, al cabo de lo cual se producen, tanto el rompimiento de la relación entre ambos, como la deserción de Juan de sus estudios y su consecuente regreso a México. Años después, los Wingate viajan de vacaciones a México y Becky, la hija de la familia, se empeña en ir a encontrar a Juan, lo cual, y sin siquiera llegarlo a ver, les hace descubrir el verdadero estatus de Juan.  Por ese entonces, Juan trabaja en un hospital del seguro social y vive sumergido en un sueño recurrente donde regresa a Cornell y camina de la mano de su amante llegando juntos a suicidarse, en el mismo puente donde, por lo demás, tanta gente suele terminar sus días.
Dentro de la novela, La Pena es quizá el relato más elocuente en cuanto al peso de la frontera humana dentro del proceso migratorio de los mexicanos hacia el norte. En las peripecias del protagonista, no entra en juego el cruce de la frontera material propiamente dicha, sino que prevalencen las vivencias de quien ya vive formal y legalmente en el territorio estadounidense cumpliendo una misión personal importante. Zamora no ha tenido, como otros mexicanos, que vencer grandes barreras físicas, territoriales o legales para “colarse” al otro lado de la línea, por lo que es entonces muy significativo poder detectar en él cuáles son los síntomas y signos de exclusión que, erigidos en frontera humana, le hacen realmente infeliz.
En primer lugar, Zamora se considera un “pobre”. Es claro que su posición económica no es holgada, –de lo contrario no necesitaría de la beca de Barroso-, pero, objetivamente, tampoco puede decírsele realmente “pobre” (logra cubrir sus gastos suficientemente). Ahora bien, en su mente, él se considera realmente tan escaso de recursos económicos que, inclusive, hasta se avergüenza de ello; al punto, de sostener un engaño hacia la familia que lo alberga sobre sus presuntas “posesiones en México”  el cual, termina siendo develado al final del relato. Este sentimiento que lleva a Zamora a fabricar una mentira, lo hace realmente infeliz y termina reforzándole una propia barrera excluyente que juega muy en contra de una posible mutación que le permita asimilarse, recluyéndolo y aprisionándolo dentro de sí mismo, al evitarle mostrar su propia realidad. 
El siguiente factor discriminante para Zamora es su condición de nacional mexicano: Es cierto que la condición de latino-mexicano –chicano-, en USA, es causal explícita de rechazo; no obstante, en el medio universitario, esta condición no llega a tener tanto peso como en otros ambientes. Aún así, para Juan, su mexicanidad constituye un fuerte motivo de exclusión. Ni siquiera porque llega a cristalizar una relación amorosa con un compañero de estudios estadounidense –Jim-, deja de sentirse Zamora un excluido.
A partir de esto último, enlazamos con el tercer factor de separación o desagregación: la  homosexualidad de Zamora. La misma, que en un sentido amplio la pudiéramos enmarcar dentro de lo que se pudiera llamar una discriminación de género, sumada a las dos anteriores confluye en un cuadro que presenta al protagonista en un estado de depresión severo, donde su sentimiento de exclusión le lleva a tener sueños suicidas que delatan un conflicto no resuelto, aún después de haber regresado a su tierra de origen.
Además de esos tres factores resaltantes que están a la raíz de los sentimientos de exclusión de Juan, habría que mencionar, adicionalmente, cosas como la barrera idiomática, su background educacional formal, sus hábitos y costumbres alimenticias, sus rasgos étnicos y gestuales. Pero de ello Fuentes no nos da pista específica.
Finalmente, y para cerrar esta revisión de las fronteras humanas o de los miedos que se detectan en el relato “La Pena”, nos parece pertinente citar a Todorov:  “…La dignidad de los hombres no procede, sin embargo, sólo de este amor y esta compasión que otro puede concederles… …procede también del interior de ellos mismos. Y es que los hombres, aunque hechos estén de la misma madera, no están por ello hechos de una sola pieza. El miedo, la tontería, la mezquindad, el orgullo son cosa nuestra; pero no solo eso.  En cada uno de nosotros yace otra aspiración…”  Y refiriéndose al modo de describir esta aspiración, Todorov cita a Gary, quien emplea metáforas que unen lo alto y lo bajo, como las raíces del cielopara, más adelante decir: “…para los indios de México, es “el árbol de la vida”, que les impulsa a unos y otros a caer de rodillas y levantar los ojos golpeándose el pecho en su tormento (…). Intentan arreglarse entre sí, responder ellos mismos a su necesidad de justicia, de libertad, de amor…”.  En Juan Zamora, este “arreglarse entre sí” llega al extremo de “arreglarse a sí mismo” e ignorar y hasta menospreciar al otro y a lo otro al otro lado de su propia frontera interior. Tal vez, este fenómeno quede mejor recogido en otra obra de Fuentes también constituida por una colección de relatos: “Todas las familias felices”. En este libro hay una historia intitulada “Madre Dolorosa” donde, referido a los sentimientos surgidos en un inmigrante que regresa a su pueblo después de un tiempo, podemos leer: “…Le juro que no es purita sospecha. Un día volví por purita emoción, señora, eso que ustedes llaman “nostalgia” y primero nadie me reconoció pero cuando se corrió la voz, “Es José Nicasio que ya regresó”, me miraron con tanto rencor unos, con avaricia otros, distancia los más señora, que decidí ya nunca volver al lugar de donde salí. Pero, ¿puede uno cortarse para siempre las raíces?...”  Este pasaje evidencia la fuerza extraordinaria de la frontera humana que funge como mampara de doble vía, tanto para irse como para regresarse.

·       Fuentes, Carlos. (2006). Todas las familias felices. México. Alfaguara-Santillana.
·       Todorov Tzvetan. (2002).   Memoria del mal, tentación del bien. Indagación sobre el siglo XX. Barcelona, España. Ediciones Península.

miércoles, 7 de marzo de 2012

La frontera humana, en La frontera de cristal de Carlos Fuentes

Después de unos seis meses de silencio, hoy reinicio mis publicaciones en mi blog.
Los blogs son entes vivientes y, como tales, ameritan alimento frecuente. Y se nutren de quienes proponen los temas, bien sea los comentaristas visitantes, bien sea el propio bloguero. Por lo que me respecta, asumo mi imposibilidad de proveer lo que me ha correspondido, a la vez que agradezco a los que, aún en mi ausencia, han insistido en visitar mis Puntadas sin Dedal.

Hoy, reactivo mi ejercicio publicando una reseña mía de una obra de Carlos Fuentes, recien propuesta por Quelleer.com.ve, a solicitud de la gentil María Alejandra Bello.

Vaya el escrito, y espero con ello regenerarme como bloguero inconstante que he sido durante estos últimos tiempos.


La frontera humana,
en La frontera de cristal
de Carlos Fuentes

 
Desde su aparición en1995, muchas son las veces que esta novela Carlos Fuentes ha sido estudiada, reseñada o referida.
La misma no pierde vigencia, por cuanto desarrolla el tema siempre desgarrador de la migración o del exilio forzado que, aunque no nos agrade, nos acuciará aun por mucho tiempo a pesar de los climas globalizantes y de borrado de fronteras que la sociedad mundial hoy día se propone y encara.
A partir de esta primera entrega, y en las siguientes en las que ahondaremos o nos referiremos por separado a la particularidad de cada uno de los nueve relatos que componen la novela, buscaremos comprender y ponderar el peso relativo de lo que puede llamarse la Frontera Humana sobre la percepción de densidad o porosidad que los pasos fronterizos ofrecen al emigrante, actual o potencial.
Con humor agudo y mordaz, Fuentes nos presenta situaciones puntuales que pueden extrapolarse a cualquier lugar donde haya un humano tratando de traspasar alguna de esas líneas, en muchos sentidos abstractas, en busca de un bienestar a veces ilusorio y hasta la realización de su propio ser tal como le corresponde a cualquier miembro de nuestra especie y que en su propio país no luce posible.
Las imágenes creadas o recreadas por la ficción de Fuentes, nos hablan, entre otras cosas, de las razones de fuerza, necesidad, históricas, políticas, económicas y culturales que privan en el desenvolvimiento de las personas –especialmente las del lado mexicano de la frontera-, en el espacio o franja de tierra aledaña al norte y sur del río Grande –o río Bravo-.  Nos deja ver, a veces explícitamente otras no tanto, los incidentes de un importante grupo humano que se esfuerza por mejorar sus estándares y patrones de vida tratando para ello de penetrar al otro lado de una línea o membrana imaginaria que, a la vez de estar demarcada con precisión en los mapas y en la geografía misma, parece estar grabada con sangre y fuego en sus propias mentes, habida cuenta de las cruentas historias de despojos y de las penurias sufridas por los habitantes fronterizos, especialmente los del sur, las cuales, vienen a hacerse aún más penosas cuando se someten a contraste y se comparan con los estándares de vida y desempeño predominantes en el norte de dicha franja.
La existencia de las fronteras físicas y políticas entre los países es un hecho siempre asociado con confrontaciones entre estados y pueblos a lo largo de la historia.   Siendo los límites entre las naciones líneas generalmente arbitrarias, o producto de acuerdos también arbitrarios, es común preguntarse el porqué de su existencia.  Las explicaciones tienen que ver casi siempre con razones de fuerza entre grupos humanos, las cuales, a lo largo del tiempo, han podido ir o no acompañadas por violencia física o material.  Sin embargo, parece existir algo más fuerte que la propia línea formalmente establecida para darle soporte real y concreto a las fronteras físico-políticas, y es lo que puede llamarse la Frontera Humana. Esta última especie de frontera parece provenir, principalmente, del miedo al otro o del miedo a la propia incapacidad o discapacidad para afrontar lo desconocido que cada ser humano lleva dentro de sí con distintos grados de intensidad y matices.  En las causas de estos miedos,  inciden razones psicológicas, culturales e históricas que, definitivamente, son particulares de cada situación. Entre las mismas, el idioma, la religión y la condición social y económica de los individuos, juegan de manera peculiar para cada par de grupos fronterizos de personas.
Es de esta manera que “La frontera de cristal” de Carlos Fuentes, nos ofrece un sinnúmero de ejemplos sobre situaciones donde puede percibirse el sentimiento de exclusión y la concepción que cada personaje puede tener respecto al otro del otro lado de la frontera e, inclusive, al otro lado de su propia frontera interior.

Enzo Pittari
Caracas, marzo 3 de 2012.