Espacio de difusión comprendido por escritos propios y de autores afines sobre Literatura, Artes y Ciencias Sociales en general. Me mueve la necesidad de fomentar la creatividad y la acción imaginativa en su sentido más amplio. Artículos especializados, ensayos, relatos, serán algunas de las formas empleadas.
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jueves, 28 de marzo de 2019
Venezuela: Un apunte oportuno sobre la Ayuda Externa
Venezuela: Un apunte oportuno sobre la Ayuda Externa
miércoles, 30 de mayo de 2018
Destellos de democracia legibles desde la literatura de la Latinoamérica autoritaria
Tengo el gusto de informar a los lectores de este blog, que está disponible en las tiendas Amazon, en sus versiones digital y tapa blanda, el libro:
A fin de dar una idea de los contenidos, les transcribo a continuación los resúmenes de la obra en español e inglés.
RESUMEN
El libro resulta de un recorrido premeditado tras las pistas
del poder en tres de las quizá más políticas novelas de Mario Vargas Llosa: Conversación en La Catedral, La guerra del
fin del mundo y La Fiesta del Chivo.
Se trata de una investigación documental donde, a partir de la
mirada hermenéutica y de un enfoque interdisciplinario, el arte literario
dialoga con la ciencia política para dejar aflorar y marcar líneas de acción
que lucen provechosas para levantar andamios políticos y edificaciones sociales
que favorezcan la consolidación de la democracia como sistema de vida y de gobierno
destacados y deseables para América Latina.
A pesar de que las obras leídas abundan en autoritarismos,
militarismos, mesianismos y violencia que poco aliento dejan para vislumbrar
indicios positivos precursores de una vida en democracia, algunas señales
afloran. Es de ellas que tomo impulso.
Los resultados evidencian tres vectores que indican dirección y
sentido por donde avanzar a fin de consolidar nuestras democracias, curar las
hoy día debilitadas y, finalmente, blindarlas todas contra el fantasma
autoritario que aún nos ronda manteniendo en Latinoamérica puntos notables
desde donde irradia. El primer vector, atañe al Movimiento Estudiantil y a la
Universidad como espacios de oportunidad para construir Ciudadanía y afianzar
valores y principios democráticos. El segundo, subraya la importancia del
Liderazgo y de las prácticas propias de la Gerencia Profesional en el manejo del
interés común. Por último, el tercer vector le otorga peso a la institucionalidad misma del
ingenio democrático, cobrando valor la rendición de cuentas como práctica usual
y establecida, y el aseguramiento de que no queden impunes las faltas de
quienes administran los asuntos públicos, pudiéndose hasta premiarlos de llegar
a superar las expectativas de sus electores.
Confío en la pertinencia de los hallazgos, y puedo asegurar que
reflejan la esencia latinoamericana, ya que más allá de la universalidad de los
referentes teóricos de que me valgo, emergen de hechos y actuaciones extraídas
del mundo de la vida de personajes genuinos, cuya cotidianidad es la
latinoamericana que asoma desde tres historias ambientadas en tres de nuestros
escenarios sociales y geográficos más significativos.
The
line of inquiry in this study is to deliberately follow the trails of power in
three of Mario Vargas Llosa´s arguably most political novels: The War of the End of the World, The Feast
of the Goat and Conversation in the
Cathedral.
In this
text analysis from a hermeneutical perspective and an interdisciplinary
approach, literary arts dialogues with political science in order to discover
and point out lines of action that might be helpful in the construction of
political structures and social edification designed to forward the
consolidation of democracy as the desirable living and ruling order in Latin
America.
Even
though authoritarianism, militarism, messiahs and violence are so common in
those novels that there is little room to catch glimpses of forerunners of life
in democracy, there are a few signals of hope. It is such signals that drive
me.
Three
vectors come up in my analysis that offer guidance and meaning of how to
progress towards the consolidation of our democracies, overcome its current
weaknesses and ultimately shield them all against the authoritarian specter
that still radiates from significant spots in Latin America. The first refers
to the student movement and the universities as windows of opportunity to build
citizenship and strengthen democratic values and principles. The second
underscores the importance of leadership and professional management techniques
for handling the common interest. The third vector highlights the weight of democratic
institutions, accountability as an established practice, sanctions on the
misconduct of those who administer public affairs and rewards for those who
surpass the voters´ expectations.
I trust
in the relevance of the findings and am sure they reflect Latin America´s
essence. Because beyond the universal theoretical framework I have used, those
findings emerge from facts and actions drawn from the lifeworlds of genuine
characters whose routines are Latin American embodied in three stories set in
three of our most relevant social and geographical contexts.
Es sabido que por este mismo medio está abierta a los lectores la posibilidad de hacer cualquier comentario, pregunta, apreciación o crítica a la obra. La misma posibilidad está disponible en los distintos links de www.amazon.com referidos al libro.
Gracias por la atención.
(En un siguiente post publicaré el índice de contenidos de la obra).
viernes, 26 de enero de 2018
Venezuela: Respuestas ante el asombro —Salvemos la ‘democracia en frasco chiquito’–
Respuestas
ante el asombro
—Salvemos
la ‘democracia en frasco chiquito’–
…el hombre no existe antes que la sociedad
y lo humano está fundado en lo interhumano…
Tzvetan Todorov (1939- 2016)
L
|
a paradoja
que como demócratas vivimos en Venezuela en estos últimos días, nos atrapa en una disyuntiva.
Por varios motivos nos debatimos entre si conviene o no participar en las elecciones
recién convocadas. Sabemos de lo espurio del convocante, acumulamos demasiados
perjuicios por el velo de ilegalidad que opaca desde hace rato todo nuestro
acontecer público. Ello provoca que, aunque sea por instantes, veamos
confrontadas nuestras convicciones y espíritu democráticos con la evidente adversidad
de las condiciones impuestas por el poder institucionalizado, por más o menos legítimo
o explicable que éste sea o aparente ser.
Lo que creo
vale la pena rescatar es que el balance
de las fuerzas en juego en dicha disyuntiva no obedece a unas reglas claras y mucho menos democráticas:
Por un lado,
está la gente sencilla y corriente, no importa si preparada, estudiada, o ignorante;
si pobre o menos pobre, explotada o emancipada; todos, padeciendo en mayor o
menor grado un deterioro de su calidad de vida, que es histórico e inédito.
Por el otro,
están las élites que detentan el poder fáctico, para quienes el problema
político vigente no es el bienestar del
común, ni la libertad o la justicia, sino el control de dicho poder a
toda costa.
Visto así, para
cada una de estas dos partes la
convocatoria a elecciones tiene un significado
distinto:
Para los
primeros, Votar es sinónimo de vida
civilizada, consensuada, equivalente a una convivencia plural donde más o menos
se respeta el derecho de cada quien; votar,
es un modo de vida que con fuerza se
instauró a partir de 1958 y de cuyo significado venimos siendo expropiados en
los últimos tiempos, casi sin derecho a réplica. —Siempre he pensado que ese modo de vida particular, al estilo personal de
cada quién, de cada familia venezolana, es la esencia de nuestro perfume
democrático o lo que se me ocurre llamar la democracia en frasco chiquito que logramos embotellar durante los
últimos cuatro decenios del siglo pasado–.
Para los
otros, en cambio, votar es una estratagema finamente hilada en el huso de la
burla que, hebra más hebra menos, puede permitirles tejer la alfombra sobre la
que podrán, por un tiempo más, seguir sobrevolando sin enfrentar la cruda
realidad que en definitiva, en el arrase eventualmente inevitable, acabaría con
todo y con todos; con ellos inclusive.
Entonces, ¿qué
será lo que le convenga a los primeros, a la gente sencilla, a la que no
detenta ese poder crudo que, en su versión más extrema, otorga el uso
asimétrico de la violencia? ¿Qué nos queda a quienes creemos en el consenso
civilizado y en la negociación respetuosa y comprometida? ¿Qué pueden decirnos
los políticos profesionales que llevan ya casi veinte años lidiando con el
ogro?
Por lo
pronto, no se me ocurre una respuesta, ni siquiera aproximada. Tampoco creo que
haya una única respuesta ni que la misma pueda exigírsele a una singular
persona. A lo mejor dentro de algunos días vaya aflorando, cuando del colectivo
vayan decantando sentimientos y posiciones, necesidades y carencias, cuando más
y más personas piensen juntas y compartan criterios y métodos.
Lo único que
se me ocurre ahora pensar y compartir es que, sea cuál sea el camino de mayor
provecho, incierto siempre, vale la pena estar
preparados. Y estar preparados significa alistarse para afrontar los
cambios con la mayor probabilidad de éxito posible.
A los efectos,
sea que ahora nos convenga votar o no, y en virtud de que hablamos de ‘presidenciales’, corresponde saber, y pronto:
a) ¿A quién queremos votar?;
b) ¿Ese candidato inspira y satisface al mayor
número de venezolanos incluyendo a los que hoy, decepcionados del oficialismo,
también buscan mejorar su calidad de vida?;
c) ¿Con qué respaldo político,
técnico, financiero, partidista, institucional contará ése a quién queremos
votar?;
d) ¿Quiénes harán y cómo será la gerencia de ese respaldo?;
e) ¿Qué
debilidades o vulnerabilidades tiene implícitas ése a quien queremos votar, y
cómo protegerlo de tales deficiencias?;
f) ¿Vale la pena contar desde ya con un
‘consejo de gobierno’, listo para
cuando haya que hacerse cargo de las riendas de la nación?;
g) ¿Cómo lograr que
la convocatoria a elecciones írritamente anunciada, la formalice y reprograme un
CNE previamente aceptado y validado por las partes y por terceras partes independientes
provenientes de la comunidad internacional?;
h) Dado que la ‘empresa de las máquinas’ declaró que en
las recientes votaciones no pudo proteger
los resultados del evidente fraude, ¿qué sistemática vamos a emplear en lo
sucesivo? ¿vale adoptar un método manual debidamente diseñado y aplicado?;
i) ¿Están
suficientemente preparadas las fuerzas del cambio para, llegado el momento
electoral, cubrir todas y cada una de las mesas que se desplieguen, con
testigos y demás personal competente y comprometido, tal como en las pasadas
ocasiones en que se tuvo suficiente certeza y confianza en los resultados
electorales?;
j) ¿Cómo garantizarnos una dirección nacional única que,
respetada, evite a toda costa contradicciones y desgastes innecesarios en
diatribas intestinas o domésticas?;
k) ¿Cómo asegurar una comunicación armónica
y asertiva que propicie un mensaje fuerte y claro, dirigido a unificar y a
hacer confluir voluntades y fuerzas hacia el único objetivo político de
restaurar la convivencia democrática?;
l) De convenir no votar, ¿qué estrategia
vale emplear para rescatar la democracia con eficacia y al menor costo?; y
m)
¿Cómo obrar, tanto si votamos como si no votamos, para no sólo no destruir el capital político sumado
por los apoyos cosechados ante la comunidad
internacional, sino para incrementar
dicho capital?
A mi juicio,
esto último es de importancia capital.
Sí, ya sé que
son demasiadas preguntas en medio de una confusión que reclama respuestas. Pero
es que el fundamento de todo cambio es la duda, la duda sistematizada. Además, es lo máximo que brota ahora desde
este teclado, el cual, es también el más inmediato y único instrumento con que
cuento.
Quedo
pendiente de leer respuestas y, en lo posible, de aproximar las que me surjan, ojalá que oportunas.
Y también de leer o proponer más
preguntas, que seguramente siempre habrá.
Enzo Pittari, fines de enero 2018.
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