lunes, 10 de septiembre de 2012

Reseña de "La revolución sentimental" en Quéleer









La revolución sentimental
Enzo Pittari

Cualquiera que formalmente investigue sobre el fenómeno del poder en Latinoamérica, al revisar archivos y bases de datos sobre la literatura relacionada, se encontrará con que durante los últimos años se ha incrementado notablemente la cantidad de artículos y ensayos que tratan, de alguna manera, este experimento venezolano que se ha dado por llamar el socialismo del siglo veintiuno. Cientistas sociales, escritores y periodistas de distintas latitudes se han interesado más que en otros tiempos por Venezuela. Pero no por ello todo está dicho. Y mucho falta aún para entender y divulgar a cabalidad sobre este proceso social –y más que nada político- que nos ha tocado protagonizar a los venezolanos durante los últimos tres largos lustros.  Lo que sí podemos afirmar sin dudas, es que La revolución sentimental de la periodista española Beatriz Lecumberri no es un escrito más. Leído inmediatamente después de que el mismo fuera presentado el pasado jueves 30  de agosto en la librería Lectura I de Caracas, la primera sensación que me ha quedado es la de agradecimiento. Creo que como venezolanos podemos sentirnos satisfechos, por un lado, por el especial interés que Beatriz ha tomado en nosotros a fin de entendernos e interpretarnos, y luego, porque lo haya hecho de esta manera tan fluida, cercana y objetiva, propia de un periodista acostumbrado a llegar hasta la fuente primaria de cada información sin conformarse con el reprocesamiento de verdades previamente masticadas y mucho menos rumiadas entre estómagos emponzoñados.  Sumergida durante cuatro años en un mercado de ideas extremadamente polarizadas y de opiniones sesgadas, del cual a nosotros, los nacionales, nos cuesta tomar distancias y permanecer asépticos, Lecumberri nos entrega una verdad dialogada y recogida desde el mismo lugar de los acontecimientos, desde la voz viva de los mismos protagonistas.
Y no es que necesitáramos a alguien que de afuera nos dijese lo que somos o lo que hacemos o dejamos de hacer con lo que somos, sino que el proceso tan controversial que vivimos, llamado “revolucionario”, no nos resulta fácil explicarlo sin que se nos perciba tomando partido por una u otra de las visiones, tan encontradas las mismas que, aún después de catorce años, algunas encuestas sobre los próximos comicios a realizarse dentro de pocos días hablan de “empates técnicos”. Sólo que, tener la oportunidad de leer a una periodista equilibrada, de competencias puestas a prueba en muchas zonas del mundo políticamente álgidas, como pueden ser el Irak o el Oriente Medio de sus respectivos conflictos históricos, que se ha interesado en observarnos y en hacer una fotografía de nosotros donde los altos contrastes consiguen modularse y calibrarse hasta alcanzar su apropiado nivel de gris, es una oportunidad de lujo y algo que a cualquier observador local le hubiera resultado más difícil de lograr, simplemente, por la necesaria toma de partido que a uno le corresponde hacer cuando se es arte y parte de algo que es tan tuyo como puede ser tu país, tu ciudad, tu familia, tus afectos y sentimientos.
Y de sentimientos es que, precisamente, nos habla Beatriz Lecumberri, tal como se desprende del título del libro que algunas personas –quién sabe si acertadamente- han asociado con temas de autoayuda. Llegándonos a afirmar esta joven española, que la verdadera revolución que se ha producido y experimentado en los últimos años en Venezuela es una Revolución en los Sentimientos de las personas. Hoy sentimos cosas que no sentíamos ayer. Odios nuevos y gratuitos, rencores fabricados de la nada, ofensas proferidas sin justificativo alguno, las cuales, de inmediato, se traducen en rabia o, cuanto menos, en incomprensión; revanchas diferidas, nuevas capacidades de perdón, renovados umbrales de tolerancia o intolerancia –como sea que quiera decirse-. Una verdadera Revolución Sentimental.
Empleando como esquema literario una mezcla de la crónica, la entrevista, y del diario de viaje, Lecumberri nos entrega, en cuarenta historias agrupadas en cuatro capítulos: Patria, Socialismo, Muerte y Venceremos, una obra de fácil lectura, fresca, honesta y diáfana donde apartando los pocos pasajes donde aparece su propia voz, entrega la palabra a muchos de los actores reales de esta recientísima historia de Venezuela, personajes éstos, con variados roles y posición social o política quienes a partir de lo que dicen, llegan a ser reflejo claro de lo que sienten. Pudiera alguien interesado exigirle a la autora una toma de partido, pero ella no juzga, ni a priori ni a posteriori, haciendo gala, en vez, de la rigurosidad propia del periodista profesional que busca con empeño la construcción de una verdad, si no absoluta, al menos cercana.
Así pues, tenemos en nuestras manos un espejo bastante fiel donde mirarnos y donde mirar a nuestro prójimo cercano, quien muchas veces creemos está en la acera de enfrente pero que, realmente, está tan cerca de nosotros como para que sea perfectamente posible llegar a ignorar la supuesta brecha que nos separa. Es cuestión de sentimientos, fundamentalmente. Y el ser humano, voluntariamente está preparado para adoptar posiciones flexibles y tolerantes en las cuales, sin ignorar los sagrados principios de la libertad ni los valores primordiales de una sana y productiva convivencia, puede siempre comprender al otro y hacerse comprender a sí mismo, en aras de una construcción social marcada por las leyes de la Evolución, que no revolución, que es lo único para lo que los humanos estamos hechos.









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