jueves, 28 de marzo de 2019

Venezuela: Un apunte oportuno sobre la Ayuda Externa



(Imagen de Kurious en Pixabay)

Venezuela: Un apunte oportuno sobre la Ayuda Externa


El más absoluto de los vacíos que puede experimentar cualquier ser humano ocurre cuando adquiere conciencia de no tener dominio para organizar su propia vida, cuando evidencia su inevitable dependencia de parte de alguna entidad o persona externa, por cercana o afín que la misma sea.  Esto es válido tanto para las cosas más sencillas y primarias de su cotidianidad como para cualquier otro asunto trascendente que pueda estarle ocupando o acogotando en algún momento de su vida.

Si ahora, del ámbito individual nos trasladamos al social, y si además pensamos en una vida colectiva responsable y comprometida, civil y debidamente organizada, podremos comprobar que, si adicionalmente deseamos o aspiramos que predomine en dicha sociedad una Conducta Democrática, la misma lleva implícita la necesidad de creer en nosotros mismos, y en el otro que, como nosotros, no está a la espera de alguna fuerza superlativa externa, mesiánica y solucionadora de sus necesidades o dificultades:  el jefe, el estado, el partido, el gobierno, el tirano, el aliado externo.   Una tal conducta, la democrática, es más bien la que se nutre del acuerdo, y de la comprensión de lo propio y de lo ajeno como parte de un todo que nos interesa e incumbe a todos, personas y países, comunidades y pueblos.


Y pienso en todo esto porque, a pesar de las múltiples evidencias de que el drama venezolano ha llegado a convertirse hoy por hoy –y desde hace rato-, en un problema multinacional, transnacional, global, en el que están implicadas las principales economías y potencias del mundo, es a nosotros a quienes toca resolverlo con nuestras propias capacidades y fortalezas, a pesar de nuestras debilidades, y habida cuenta de las amenazas internas y externas que como país podamos estar enfrentando.   Ello, esa conciencia de propiedad del problema y de su consecuente solución, por supuesto que no desprecia la importancia que tienen todos aquellos Estados, pueblos y personas de la comunidad internacional que se han alineado a favor de lo promovido e impulsado por el presidente Guaidó y su equipo, ni tampoco soslaya el peso ni la amenaza que significan los países  y entes indiferentes ¿neutrales? o cómplices del statu quo bajo cuyas tinieblas la nación desangra.

2 comentarios:

  1. Amigo, partes de la base de un factor... la ciudadanía, que desafortunadamente no está presente en todos los actores, esa es la gran deuda de las democracias latinoamericanas para con sus pueblos, que no supieron generar ciudadanos. Lo pagamos cada día.

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    1. Ciertamente, profesor Ordóñez. Queda implícito en mi razonamiento el hecho o el hábito de una conducta democrática, lo cual, desde hace tiempo en Venezuela viene siendo destrozado, vapuleado por las instancias de poder formal. No obstante, confieso que me parece peligroso que, a pesar de las extremas dificultades por la que atravesamos y aún consciente de que muchos de los males de hoy nos han sido impuestos sin consulta previa ni posibilidad de protesto, temo mucho que pueda llegarse a la conclusión de que los problemas de Venezuela los resolverán entes externos o algún superpoder doméstico que no necesariamente existe o que no nos resulte deseable ni favorable. (Pienso en la inconveniencia de un escenario de violencia masiva, auspiciada que sea de afuera o de adentro).
      En fin, no cabe duda de que estamos frente a una dificultad inédita.
      Agradezco mucho tu comentario, Luis. Un cordial saludo.

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