Algunas
palabras clave
para
nuestro porvenir
E
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n la puntada anterior quise recoger, de uno de nuestros
escritos patrios[1], algunas
referencias para proponer un modesto contrapeso a una de esas estériles
discusiones a las que, con efervescencia de Alka-Seltzer, nos hemos ido acostumbrando durante los últimos años.
Que si patria, que si socialismo, que si muerte, que si ahora no es la muerte
sino la vivienda, que si no se qué Dios, que si la brujería… todo para que, al
final, después de muchas vueltas, una vez quieta el agua del vaso, sin
burbujitas, nos olvidemos del asunto y, a lo mejor, ni nos bebamos el remedio.
Pasamos la página, pasamos a otro capítulo, pero con la mismísima rutina de
malestar estomacal para la que recurrimos al antiguo y efectivo remedio con que
nos curábamos cuando éramos muchachos el ratón de una parranda sabatina o
cualquiera pesadez que no fuera superable por sí sola.
Resulta que en estos días, después que comenzó a parecer “ido”,
perdido o esfumado el faraón-tirano libio, recogí de un artículo escrito por
un señor llamado Larbi Sadiki, intitulado “Libya:
freedom is in the air”, y publicado en Aljazeera.net[2]
una idea que me parece oportuna y motivo pertinente de reflexión para los meses
que se nos avecinan en nuestra amada Venezuela.
Y arranca la idea, en el fondo, con la misma propuesta de
CONCORDIA que adelanté en mi puntada pasada, sólo que el señor Sadiki, en su
contexto propio, la extiende, amplía y desmenuza con la finalidad de adelantar
lo que luce una especie de Cartilla
de Actitudes a poner en práctica con la
finalidad de iniciar un proceso de paz y de convivencia en un exageradamente
rico país petrolero, ubicado al norte de la Europa del Sur, –qué digo–, al
Norte del África, y que, repentinamente, después de más de cuarenta años de
acostumbrado mal vivir, acaba de cundir en un proceso de violencia civil que
pocos cientistas sociales podrán explicarnos con moderada perfección.
En esa por mí llamada “Cartilla de Actitudes” necesarias según
Sadiki para la reconducción del país, resaltan las siguientes pautas, que
traduzco directamente del inglés con el riesgo del caso:
· Reconciliación,
· Generosidad de
espíritu,
· Solidaridad,
· Asociación, y
· Sinergia.
Yo creo que, para nosotros, después de casi tres lustros inmersos en un proceso progresivo de confrontaciones donde nos suponemos unos buenos y
otros malos, donde las palabras predominantes en las arengas del alto gobierno
parecieran extraídas de una especie de Manual de Guerra, donde no sabemos a
ciencia cierta qué se ha construido pero sí padecemos, con toda certeza, de
muchos males que seguramente habíamos superado desde hacía tiempo, se da por
descontada la necesidad de aplicación de una cartilla similar. De lo contrario,
dudo mucho que podamos cifrar esperanzas para nuestros nietos ya endeudados antes
de nacer, para nosotros pre-abuelos con ganas de ayudar a criarlos en santa
paz, y, en fin, las esperanzas para conseguir la Venezuela que seguramente muchos o
casi cada venezolano ha siempre soñado pero que no hemos sido capaces de
gerenciar.
Así que, resultaría muy largo un eslogan que dijera:
Patria, Reconciliación, Generosidad de espíritu,
Solidaridad, Asociación y Sinergia, tan largo que casi no cabe en una sola línea de
esta cuartilla. Así que voy a insistir en proponer el que ya antes asomé:
“PATRIA
Y CONCORDIA”
Y allí lo vuelvo a dejar, pero sin despreciar las
sugerencias del artículo de Aljazeera, las cuales,
me parecen valiosísimas a la hora de darle estructura y forma a un discurso, a
una comunicación y a un plan de actuación orgánico, sistémico, y fundado en un
clamor que estoy seguro compartimos todos los venezolanos sin distingos de ningún
tipo: vivir en paz, con trabajo, y sin miedo a morir asesinados.
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